jueves, 22 de noviembre de 2012

El Alzheimer puede ser diabetes tipo 3

Al plantear el tema alimentación y obesidad, con frecuencia veo lo peor de las personas.
Cuando se discute sobre alcoholismo y drogadicción, el tono tiende a ser comprensivo. Pero cuando se discute sobre obesidad o alimentación, la conversación es dominada por la burla y la culpa, aun cuando los estudios indican que la obesidad se maneja de forma similar a una adicción.
Tal vez la burla encierra una forma de esnobismo. La obesidad es un problema de todos. Aun cuando podamos tomar distancia del sufrimiento que causan las enfermedades, consecuencia de las malas dietas, acarreamos su costo.

¿Por qué aumenta tanto el número de personas que sufren Alzheimer? Cuando era pequeña el Alzheimer, al igual que el cáncer, era una enfermedad de la tercera edad. ¿Por qué afecta cada vez con mayor frecuencia a personas más jóvenes?

Una larga lista de estudios sugieren que la enfermedad de Alzheimer es principalmente una enfermedad del metabolismo. Algunos científicos han llegado a renombrar la enfermedad con el nombre de diabetes tipo 3.
Cerca de 35 millones de personas sufren de Alzheimer en el mundo. Según estadísticas actuales, basadas en el ritmo de envejecimiento de la población, el número de enfermos alcanzará los 100 millones en el año 2050. Pero dado que muchos científicos consideran que la enfermedad es causada principalmente por la deficiencia del cerebro en producir insulina, el número de enfermos podría ser mayor.
La insulina es la hormona producida por el páncreas, inducida al hígado, los músculos y tejido adiposo para absorber el azúcar de la sangre que será utilizada como energía. La diabetes tipo 2 es causada por el exceso de azúcar en sangre, glucosa, resultado de una deficiencia del páncreas para producir insulina o por la incapacidad de los órganos para absorber suficiente glucosa.
En Estados Unidos el porcentaje de población con diabetes tipo 2, el cual es tan fuerte como el porcentaje de obesidad, se ha triplicado en los últimos 30 años. Si la enfermedad de Alzheimer o diabetes tipo 3 toma la misma dirección que la diabetes tipo 2, el sufrimiento humano sería incalculable.
Se encuentra muy arraigada la relación entre la enfermedad de Alzheimer y la diabetes tipo 2, las personas que sufren de diabetes tipo 2 tienen entre dos y tres veces mayor probabilidad de padecer esta forma de demencia que el resto de la población. También existe una relación fuerte entre el Alzheimer, la obesidad y el síndrome metabólico.

En el año 2005 las primeras investigaciones sugirieron que la enfermedad de Alzheimer era otra forma de diabetes. Los autores de la investigación analizaron el cerebro de 54 cadáveres, de los cuales 28 pertenecían a personas que habían fallecido por la enfermedad. Encontraron que los niveles de insulina en los cerebros con Alzheimer eran mucho más bajos que en los cerebros de las personas que fallecieron por otras causas. Y que los niveles de insulina eran muy bajos en las partes del cerebro más afectadas por la enfermedad.
Su trabajo les permitió concluir que la insulina no solo es producida por el páncreas, el cerebro también produce insulina. La insulina en el cerebro tiene varias funciones: además de metabolizar la glucosa, ayuda a regular la transmisión de las señales entre neuronas y el desarrollo neuronal.
Los experimentos realizados desde entonces sostienen la conexión entre la dieta y la demencia. La investigadora Suzanne de la Monte, del hospital de Rhode Island, descubrió que existe una relación entre la diabetes del cerebro y otros dos factores claves de la demencia que ayudan a la enfermedad de Alzheimer a desarrollarse. La investigación descubrió que una vez que la enfermedad está declarada, es necesario reducir la producción de toxinas en el cerebro. Rompiendo el circulo vicioso y reparando la depleción de insulina, reduciendo el stress y atacando los problemas metabólicos que causan la producción de toxinas en el cerebro. El estudio "Dysfunctional Pro-Ceramide, ER Stress, and Insulin/IGF Signaling Networks with Progression of Alzheimer’s Disease", fue publicado en junio del 2012.
Según de la Monte "La diabetes del cerebro es muy parecida a la diabetes común. Creo que el desarrollo de nuevas terapias debe ser aplicado a todos los tipos de diabetes, incluyendo la enfermedad de Alzheimer, a la cual me refiero como diabetes tipo 3".
La Universidad de Brown en Estados Unidos confirma que la mala alimentación puede dañar el cerebro irreversiblemente. Las hamburguesas con queso y la carne asada con papas fritas son fuentes de grasas saturadas que nos engordan y además pueden causar demencia. El estudio publicado en la revista New Scientist, confirma que estos productos son perjudiciales para la salud al aumentar el riesgo de diabetes tipo 2, obesidad y envenenar las neuronas.
Los investigadores de la Universidad de Salud y Ciencia de Oregon, en Portland, el Centro Médico de Portland y la Universidad del Estado de Oregon, en Corvallis, estudiaron a más de 100 ancianos con pocos riesgos conocidos de sufrir Alzheimer. Encontraron que los que tenían altos niveles de vitaminas B, C, D, E y ácidos grasos buenos, como omega 3, en la sangre mostraron menos encogimiento cerebral y mejores capacidades mentales. Los individuos con altos niveles de grasa saturada y trans tuvieron peor puntuación en las pruebas mentales y más encogimiento cerebral típico de la enfermedad de Alzheimer.
Las grasas trans se encuentran en los alimentos procesados, como panificados, tortas, galletitas y comidas fritas. El estudio confirma la recomendación de tener una dieta balanceada con muchas frutas y verduras, no fumar, ejercitarse y controlar la presión arterial y el colesterol para reducir el riesgo de la enfermedad.

Según las indicaciones existentes hasta ahora la enfermedad de Alzheimer puede ser otro catastrófico impacto de la industria de comida chatarra y el peor descubierto por el momento.

Cada año, el costo de estos tratamientos supera los 460.000 millones de euros. Según la OMS, tan sólo ocho países en todo el mundo tienen un programa nacional de lucha contra la demencia.
En Estados Unidos, al igual que otros países, la respuesta del gobierno frente a los múltiples desastres causados por el consumo excesivo de azúcar y grasa es llamar a las empresas y a los consumidores para que se auto regulen. La inexistente regulación sobre la industria permite producir libremente productos ricos en grasas saturadas, sal, azúcar y jarabe de maíz de alta fructosa haciéndolos extremadamente adictivos.

¿Por afán de lucro seguiremos expuestos a enfermedades? Probablemente locos y enfermos somos más fácil de gobernar.

Fuentes recomendadas





Libro: "Amenaza a nuestras neuronas: Alzheimer, Parkinson, y los que sacan provecho". Marie Grosman, especialista en salud pública, y Roger Lenglet, filósofo.